¿Se puede prevenir el Suicidio Adolescente?

¿Se puede prevenir el suicidio adolescente?

Si bien el suicidio no siempre es evitable, una gran mayoría de las veces se puede prevenir si estamos bien atentos a las dificultades de nuestros hijos y logramos detectar a tiempo señales de vulnerabilidad y conductas de riesgo para evitar que vayan en escalada.

La adolescencia es un período de desarrollo que ocurre después de la niñez y antes de la edad adulta entre los 13 y los 25 años. Esta etapa constituye uno de los períodos de transición más importantes en la vida del ser humano y se caracteriza por una gran cantidad de cambios y un acelerado ritmo de crecimiento.

El suicidio adolescente es un fenómeno complejo en el que interactúan factores biológicos, psicológicos, sociológicos, culturales y ambientales. Es una situación extrema de gran sufrimiento emocional, en que la persona no ve otra salida. Sucede cuando el dolor que experimenta es tan grande, que supera a los recursos que tiene para enfrentarlo y le impide ver soluciones.

Suele ocurrir luego de un evento estresante en la vida como problemas en el colegio, rupturas de relaciones afectivas, muerte de un ser querido, separación de los padres o un fuerte conflicto familiar. Muchas veces el adolescente no quiere morir, sino que busca ayuda de una forma desesperada con el deseo de escapar de una situación que le resulta insoportable o para comunicar algo.

¿Existen mitos en torno al suicidio?

Si, existen mitos y creencias que no son reales respecto al suicidio. Hay quienes creen que las personas que piensan o intentan en suicidarse efectivamente quieren morir, o bien, lo hacen para llamar la atención, o que pueden evitarlo con simple fuerza de voluntad, por lo que les piden que prometan que no lo harán.

Algunos piensan que hablar abiertamente sobre suicidio puede fomentar la idea de quitarse la vida, o que sólo especialistas pueden ayudar a una persona con crisis suicida. Por otra parte, se piensa que quienes comparten sus pensamientos sobre la muerte no se quitarán la vida, mientras que hay quienes afirman que nadie puede prevenir el suicidio porque quienes realmente quieren suicidarse, no lo comunican.

Sin embargo, todas son ideas erróneas sobre el suicidio. Esta es la razón por la cual es tan importante saber más sobre sus características, los factores de riesgo y también aquellos que protegen a los adolescentes de cometer suicidio.

¿Qué características tiene la conducta suicida?

La conducta suicida involucra toda preocupación, intento o acto que intencionalmente busca causarse la muerte. Se clasifica en: Ideación Suicida que abarca pensamientos ambivalentes y transitorios sobre la muerte, hacerse daño, deseos de morir, e incluso un plan específico para suicidarse o ser impulsiva tras una frustración o desilusión, Intento Suicida con una serie de conductas o actos con los que una persona intencionalmente busca causarse daño y alcanzar la muerte, no logrando su consumación y Suicidio Consumado, donde la persona pone término a su vida en forma voluntaria, premeditada e intencional.

¿Qué hace que los adolescentes sean vulnerables al suicidio? 

Algunos jóvenes pueden resultar más vulnerables al presentar dificultades en el control de impulsos, inestabilidad emocional y al carecer de redes de apoyo. Dentro de las características que predisponen al comportamiento suicida, la más relevante es presentar un intento de suicidio previo junto a un historial de depresión y ansiedad.

Es un factor relevante tener problemas de alcoholismo o drogadicción, antecedentes familiares de trastorno del ánimo y suicidio, experiencias traumáticas durante la infancia como maltrato físico, emocional o abuso sexual, ser adoptado, padecer una enfermedad crónica que limite sus capacidades físicas, no contar con apoyo afectivo y contención de la familia o experimentar abandono.

Si a las características mencionadas se añade un evento difícil de sobrellevar como una pelea de pareja, el fallecimiento de un familiar o amigo, relaciones familiares disfuncionales, violencia intrafamiliar, peleas frecuentes, separación de los padres, familias muy exigentes con altas expectativas respecto al adolescente o con patrones de pensamiento rígidos y escaso espacio familiar para conversaciones acerca de los problemas pueden gatillar la conducta suicida.

En lo social, un sistema escolar pobre en desarrollo emocional, experiencias de estrés psicosocial como ser víctima de hostigamiento o bullying, falta de un grupo de apoyo, altas exigencias de rendimiento y condiciones de vida adversas como la pobreza son elementos de riesgo.

En el último tiempo se ha observado que un grupo específico de adolescentes ha incrementado de manera alarmante sus índices de suicidabilidad: se trata de la población LGBT, quienes son enormemente estigmatizados y discriminados, por lo que son una población tremendamente vulnerable a presentar conducta suicida, siendo factores de alto riesgo experimentar incertidumbre acerca de la orientación sexual, la victimización de género, la homofobia internalizada, la marginación de la comunidad y la edad de «salida del closet” junto con la incertidumbre de si serán aceptados por su familia y si los seguirán amando cuando se enteren.

¿Cómo afectan las redes sociales y el cyberbullying al adolescente?

Hoy en día las redes sociales y el internet representan un factor de presión mayor para los adolescentes, pues son consideradas necesarias para la sociabilización al permitirles interactuar con lenguaje propio y bajo el anonimato, lo que facilita la desinhibición, el acoso y el hostigamiento. Si consideramos el nivel de exposición en redes sociales y la urgencia por pertenecer a ciertos grupos, observamos el efecto que tiene el cyberbullying sobre la autoestima y las emociones del adolescente, lo que se traduce en mayores tasas de suicidabilidad. Además, en redes sociales se dan habitualmente relaciones amorosas intensas, pero poco definidas, produciendo gran frustración y dolor si hay rupturas o peleas.

¿Cuáles podrían ser señales de sufrimiento emocional y de riesgo suicida?

Los adolescentes que piensan en suicidarse podrían mencionar el suicidio o la muerte o referirse a ella de diversas maneras por medio de actividades artísticas, sociales o académicas o escribir canciones, poemas o cartas sobre la muerte, la separación y pérdida. Podrían experimentar sentimientos de desesperanza o culpa, retraerse de los amigos o de la familia, empezar a regalar objetos valiosos o su motivación por participar en actividades que antes disfrutaba podría disminuir preocupantemente.

Podrían observarse cambios de humor, ponerse extremadamente ansioso o inquieto, tener dificultades para concentrarse o pensar con claridad, mostrar cambios en sus hábitos de alimentación o sueño, exponerse a riesgos innecesarios, aumentar el consumo de drogas o bebidas alcohólicas, aislarse, bajar su rendimiento escolar o cerrar las cuentas en redes sociales.

Pueden decir indirectamente cosas como “cuando yo no esté”, “me gustaría irme lejos”, “no quiero estar aquí”, “a nadie le importo realmente”, “si yo no estuviera, no me echarían de menos”, “¿será doloroso morir?”, “en mi funeral me gustaría que…», “quisiera no despertar más”, “no valgo nada”, “soy una carga para los demás”, “las cosas no van a mejorar nunca”, “mi vida no tiene sentido” o “quiero que sepas que siempre te voy a querer, aunque ya no esté”. Podrían verbalizar en forma directa diciendo cosas como “me gustaría morir”, “quiero terminar con todo esto”, “no vale la pena estar vivo”, “quiero desaparecer”, “quiero descansar para siempre” o “no quiero seguir viviendo”.

A nivel no verbal podrían reconciliarse con enemigos o cortar relaciones significativas, escribir cartas, realizar ritos o visitas de despedida, hacer un testamento, regalar o deshacerse de posesiones valoradas o hacer un plan o buscar los medios materiales para llevar a cabo un suicidio. También podría aparecer calma repentina después de un período de gran agitación, lo que podría deberse a que ya ha tomado la decisión de suicidarse. 

¿Cómo proteger al adolescente de la conducta suicida?

Existen factores que protegen al adolescente del riesgo de suicidio, tales como la presencia de un cuidador adulto y de conexión emocional familiar, reconocer sus emociones y las de los demás, tener buen desempeño social y académico, realizar algún deporte, contar con apoyo social y del grupo de pares y la presencia de un ambiente social inclusivo.                                   

Es necesario transmitirle al adolescente que no está solo y que su familia y amistades lo aman mucho y puede contar con ellos porque es muy importante para todos. Se deben tomar en serio sus problemas y mostrar empatía, sin minimizar lo que está enfrentando ya que esto podría aumentar su sentimiento de desesperanza.

Hablarle directamente del suicidio le da la posibilidad de sentirse escuchado y apoyado. Preguntarle nunca hará daño.Se puede partir con preguntas más generales como “¿has pensado que quisieras morir?” para seguir con preguntas acerca de la intención de llevarlo a cabo o si ha tenido intentos suicidas previos. 

Asegúrate de que tu hijo siempre tenga alguien a quien recurrir: hagan una lista juntos con 3 o 5 nombres de personas en las que confíe y pídele que conserve la lista en su billetera o la carcasa de su celular para que siempre sepa a quien pedir ayuda en caso de que la necesite.

¿Cómo no se debe abordar a un adolescente en riesgo suicida? 

La forma en cómo abordemos al adolescente es clave en que podamos conocer cómo se siente y brindarle ayuda. Es por esto que no se deben dar consejos o soluciones a sus problemas, decirle que debería agradecer todo lo que tiene o darle discursos acerca del valor de la vida. Nunca se debe restar importancia a sus problemas o minimizar sus dificultades, menos mostrar enojo, amenazarlo, juzgarlo, culpabilizarlo por lo que le pasa o ponerlo a prueba diciéndole que no sería capaz de suicidarse.

¿Qué pueden hacer los padres para prevenir el suicidio adolescente?

Si percibes que tu adolescente podría estar pensando en suicidio, convérsalo inmediatamente. No tengas miedo de usar la palabra «suicidio» porque mencionarlo no le dará ideas. Pídele que hable de sus sentimientos, no desestimes sus problemas y muéstrale que aunque parezcan imposibles de resolver, buscarán la forma para juntos superar lo que sea que esté sucediendo.

Si nos encontramos frente a una situación de alto riesgo suicida es importante buscar ayuda de inmediato, poniendo especial cuidado en no dejar solo al adolescente ni perderlo de vista, siendo acompañado en todo momento y evitando que cierre la puerta de su pieza o use el pestillo del baño. Además, es necesario y urgente quitar de su alcance posibles medios letales (medicamentos, elementos cortantes como tiptop, sacapuntas o vidrios y armas de fuego) 

Es imprescindible buscar ayuda con especialistas en salud mental para que sea evaluado por un psicólogo y un psiquiatra infantojuvenil y de esta forma reciba el apoyo que requiere. Si necesitas orientación y ayuda, contáctame en mi whatsapp. Te invito a que veas el video al final del artículo para revisar los puntos más importantes.

Psicóloga Karen Klein