La vida se vuelve más liviana cuando nos animamos a decir lo que sentimos
La vida se vuelve más liviana cuando nos animamos a decir lo que sentimos.
Porque muchas veces lo que nos guardamos empieza a pesarnos como si una mochila se fuera llenando de piedras y fuéramos cuesta arriba. A veces se trata de guardarnos lo que duele o lo que molesta, pero puede pasar también con no compartir lo que nos alegra y se va acumulando y nos aprieta el pecho.

En cambio, cuando hablamos, cuando le ponemos palabra y expresamos un “esto me dolió” o un “esto me hizo bien”, algo dentro de nosotros se libera. Es como soltar aire contenido demasiado tiempo: respiramos mejor y nos sentimos más livianos. En caso contrario es como un globo que en cualquier momento podría explotar.
Claro que no siempre es fácil. A veces nos da miedo cómo van a reaccionar los demás o creemos que es mejor callar. Pero cada pequeño acto de sinceridad con lo que sentimos es un paso hacia estar más en paz con nosotros mismos y también hacia relaciones más auténticas.
Al final, expresar lo que llevamos dentro no solo nos alivia: también nos acerca a quienes somos de verdad.
Psicóloga Karen Klein